Por otro lado, el 16 de agosto recibimos un correo electrónico desde Alemania, indicando que la cirugía estaba programada para el 14 de diciembre. Todo avanzaba lentamente, pero aún no teníamos costos. Esta era una situación recurrente a lo largo del proceso de coordinación; reprogramaban la cirugía constantemente. Empezamos a preocuparnos por Luis Fernando, ya que se cansaba cada vez más, y mostraba otros signos de deterioro que nos habían advertido, para ese momento estaba en la Universidad. Fue entonces cuando sin mucha discusión, Dixiana y yo decidimos inmediatamente tener otra opción para el procedimiento. Sin dudarlo, coincidimos en que Barcelona era la mejor.
Una vez más, pusimos todo en manos de Dios.
La ejecución de la campaña y la búsqueda de alojamiento en Alemania, así como la búsqueda de especialistas en Barcelona se sumaron a nuestra carga de trabajo. Tuvimos que dedicar horas adicionales para asegurarnos de que estas tareas se realizaran.
Inicios de septiembre, fue un momento difícil mientras buscábamos alojamiento en Heidelberg. Los lugares con los que contactamos, nos informaron que se avecinaba un invierno severo y que la crisis en Ucrania tenía un efecto significativo en su región debido a la escasez de gas. Desafortunadamente no podían garantizar la calefacción y el coste de la energía había aumentado considerablemente, por lo que no se veía nada prometedor; los precios eran muy altos. Fue cuando pudimos entender qué había causado el retraso en los costos y fechas de pendientes por parte de Alemania. Aunque inicialmente teníamos la esperanza de realizar la cirugía allí, nuestras expectativas se desvanecieron rápidamente cuando nos comunicamos con el hospital, y recibimos una nueva reprogramación para la cirugía de Luis Fernando para el 26 de enero de 2023; las fechas seguían cambiando. No era una buena señal; era un hecho que no podíamos demorar más la cirugía.