Para ese momento, ya estábamos en enero 2020, eran los inicios del confinamiento por la pandemia del COVID-19, en Costa Rica ya teníamos conocimiento de noticias terribles de otros países como España , Italia y Estados Unidos.
Empezamos a contactar centros médicos que aceptarán el caso de Luis Fernando, en Alemania, España, Inglaterra, México, y Estados Unidos, aún cuando ya nos habían advertido, que cubrir un tratamiento en Estados Unidos era imposible a nivel de costos.
Luis Fernando no poseía seguro médico con cobertura internacional, todo debía salir de nuestro salario, y nuestros ahorros, y aclaro, somos una familia de clase media asalariada.
Era un momento; una historia que a nivel sentimental no se puede describir como parte de este escrito, necesitaría dedicar uno aparte, solo para esto, que hable del impacto de esta noticia, en toda la familia.
La búsqueda de soluciones, el proceso y la incertidumbre, eran demasiado complejos; aún así, no todo fue malo, sería injusto no mencionar los milagros que presenciamos, y que en su momento no notamos, o no dimos la importancia debida, por estar concentrados en buscar respuestas.
Sin embargo, ahora nos sentamos a pensar, y las emociones llegan, estamos conscientes de todo lo que hay que agradecer a Dios verdaderamente. En fin creo que les debemos este escrito.
No veíamos una luz entre la suma de todas las cosas. Fue hasta el 3 de febrero, que llegó una respuesta de un médico en Alemania, un cardiólogo peruano, el Dr. Jorge Castañeda.
El Dr. Castañeda desde Frankfurt, nos apoyó con la revisión de todos los exámenes realizados, y nos explicó lo que hasta ese momento no entendíamos. Pero él no era especialista en esa rama, y no podía tomar este caso.
Para marzo 2020, logramos contactar con otro centro médico en Frankfurt, la clínica del Dr. Markus Basler.
El Dr. Basler contestó mi correo, incluyendo el detalle del lugar adecuado para atender el caso de Luis Fernando, el cual correspondía a la oficina internacional del hospital de Heidelberg en Alemania.